



Castillo de los Luna
El Castillo de los Luna se levanta sobre un promontorio rocoso que domina la población de Mesones de Isuela, en la comarca del Aranda, provincia de Zaragoza. Es una de las fortificaciones mejor conservadas de Aragón, declarada Monumento Nacional en 1931. En 2002, el Gobierno de Aragón completó esta declaración especificando la delimitación del bien y su entorno.
La fortaleza de Mesones de Isuela desempeñó un papel importante en la defensa del reino de Aragón durante las guerras con Castilla. Desde su privilegiada situación se lograba divisar un amplio panorama de las estribaciones del Moncayo e incluso es probable que se mantuviese contacto mediante señales ópticas con fortificaciones cercanas como las de Tierga o Gotor.
El castillo actual fue construido, a partir de una fortaleza anterior, por iniciativa del arzobispo de Zaragoza, don Lope Fernández de Luna, en la década de 1370. Tras la muerte del prelado en 1382, el proyecto constructivo parece que fue abandonado. Se inscribe en la tipología de castillo denominada Felipe Augusto que se caracteriza por estar dividido en el interior en dos patios alrededor de los cuales se ubican las dependencias de la guarnición y la residencia palaciega.
Se trata de una fortificación de planta rectangular, de unos 80 por 35 metros, con seis torres de planta circular al exterior y poligonal al interior. Se localizan cuatro en sus ángulos y una en el centro de cada uno de los lienzos de mayor longitud. El acceso al castillo, en el lado sur, se realiza a través de un arco de medio punto en cuya clave se representa el escudo de armas de don Lope Fernández de Luna y abre a la zona del patio destinada a la guarnición de defensa.
En el torreón del flanco nororiental se dispone la capilla del castillo, de planta hexagonal al interior y dividida en dos pisos; el inferior corresponde a la cripta y el superior al oratorio. Este espacio se cubre por una techumbre de madera de estilo mudéjar que se adapta a la forma hexagonal de la capilla y que destaca por su gran belleza. Hacia 1680 esta zona fue ampliada con la construcción de una nave en piedra sillar y mampostería, de modo que la primitiva capilla palaciega pasó a ser la cabecera del nuevo templo barroco. En 1720 se incorporaron yeserías y policromía en estilo barroco en el interior de la nave. Este templo es el único espacio del castillo que ha estado en uso hasta nuestros días.
En la zona occidental del castillo se disponen las estancias de la residencia palaciega en torno a la muralla y configurando un patio cuadrado abierto. Se conservan varios espacios destinados a salas, así como la cocina y el aljibe.

Techumbre de la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles
La techumbre de la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles es una formidable obra de carpintería mudéjar que se adapta perfectamente a su planta hexagonal y que combina con una rica decoración pictórica de influencia italogótica.
Se trata de una armadura de limas mohamares, un sistema de cubrición casi inédito en el arte mudéjar aragonés. Se da la circunstancia de que don Lope Fernández de Luna encargó un trabajo de similares características para la capilla de San Miguel o parroquieta de la Seo de Zaragoza, cuya factura se atribuye a maestros sevillanos que trabajaban en esa época para el arzobispo zaragozano.
La armadura está formada por seis paños trapezoidales que arrancan de cada uno de los lados del muro, que se unen entre ellos por dos limas y por una pieza hexagonal o almizate en el centro. Cada paño está recorrido en su parte inferior, superior y central por unas bandas horizontales decoradas con lazos de ocho y cupulitas agallonadas doradas. En el centro del almizate se forma una estrella de doce puntas en cuyo interior se dispone una piña de mocárabes dorada. En la parte exterior de la estrella se repite la decoración a base de cupulitas agallonadas doradas.
La policromía cubre las tabicas de la armadura – noventa y seis, en origen – así como los estribos horizontales ubicados debajo de los paños. Estos estribos se decoran con motivos animales que representan aves afrontadas y animales fantásticos, y con motivos vegetales intercalados con el escudo de armas de don Lope Fernández de Luna. En las tabicas se representan ángeles mancebos portando en las manos candelabros con velas encendidas de clara influencia italogótica. Son figuras esbeltas, de cabellera rubia, con nimbo de santidad y alas en su espalda que se representan de frente o de perfil. Visten holgadas túnicas recogidas en la cintura y que caen hasta los pies, con vistosos cuellos y puños en las mangas. Las telas están decoradas mediante ricos brocados de inspiración oriental con estampados que reproducen motivos vegetales, geométricos, animales o incluso fragmentos de frases. Los colores utilizados son muy llamativos, predominando el rojo y el azul combinados con negro, blanco, amarillo y castaño, y utilizándose el oro en los fondos y los nimbos.
Según Gonzalo Borrás, este espacio pudo ser concebido como un recinto funerario y su cubierta representaría el paraíso cristiano.



















Intervenciones
Entre 1961 y 1962 se acometieron pequeños trabajos de restauración en varias zonas del castillo que incluyeron la consolidación de las pinturas de la capilla.
En el año 2000 se restauró la techumbre de la capilla, interviniendo tanto en la armadura de madera como en la policromía.
Entre 2005-2006 y 2008-2009 se llevó a cabo, en dos fases, la restauración integral del castillo.
La armadura del castillo de los Luna de Mesones de Isuela es un auténtico prodigio de la carpintería de lo blanco. Única en su concepción, supone el culmen del oficio en tierras aragonesas.
Su planta hexagonal exigió a sus artífices un esfuerzo añadido para adaptar sus conocimientos a un problema hasta entonces no planteado. Viendo el magnífico resultado, podemos estar seguros de que contemplaron con orgullo su obra.
Esta armadura/techumbre, cuajada de lazo apeinazado en los faldones y en el almizate, se construyó —tal y como era costumbre— en el taller, donde se realizaron todos los ensambles y se aplicó su excepcional policromía, para posteriormente ser montada en la estancia del castillo. La labor de lazo de ocho en los faldones armó firmemente su estructura y, mediante el uso de limas moamares, estas se montaron de forma independiente en el estribo. Basculándose en su apoyo, los faldones confluyeron en el almizate hexagonal, construido probablemente de una pieza mediante un diseño estructural que llevaba ya implícita la traza de la rueda de doce brazos de lazo apeinazado; rueda que aloja en su sino el cubo de mocárabes dorados.
No falta en esta armadura ningún recurso técnico de los que son comunes en la construcción de estas cubiertas, como el empleo del campaneo de la lima para visualizar de forma paralela el perfil de sus caras laterales, o las arrocabas, que dan continuidad visual al lazo de los faldones en la calle de limas.
Sin duda, esta armadura destaca por lo excepcional que resulta encontrar en este tipo de piezas la iconografía pintada de ángeles en las calles entre pares, que, en este caso, además, fue realizada con minuciosidad y gran variedad cromática.
Los sinos de las estrellas de ocho de los faldones incorporan chellas gallonadas doradas, del mismo modo que los azafates de la rueda del almizate, contribuyendo ambos recursos a enriquecer el aspecto final.
Cuando una obra es capaz de transmitir la perfección y el amor que su creador puso en ella, su visión nunca nos dejará indiferentes; y este es el caso de la armadura de Mesones.
Castillo de los Luna
Cerro del Castillo
Google maps:
41.550843, -1.536608
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